
porque, sin importar cuánto pánico cause, cuánto ATP gasten nuestras neuronas imaginando posibilidades; sin importar si teníamos planes o no para el gato; sin importar nuestro temor de desatar (o no) una cantidad descomunal e incontrolable de energía; sin importar las consecuencias, algunas cajas siempre deben abrirse
No hay comentarios:
Publicar un comentario